Hoy vamos con un bizcocho que seguro que lo vamos a agradecer, por lo fácil que es y porque es el sabor del bizcocho de yogur de toda la vida.
Toma el nombre de 1-2-3 porque se usan las medidas de un vasito de yogur para calcular las cantidades del resto de ingredientes, que por otro lado son los clásicos de cualquier bizcocho (harina, azúcar, huevos, aceite y un impulsor o levadura química).
Empezaba diciendo que vamos a agradecer este bizcocho porque estamos en plena crisis sanitaria por el covid-19, con recomendaciones muy estrictas para salir del domicilio y este bizcocho nos puede solucionar con pocos ingredientes unos desayunos bien ricos.
El elegir este bizcocho 1-2-3 es también porque si no te has iniciado en el mundo de los bizcochos esta receta es perfecta, no hay que pesar con una báscula de cocina ni conlleva ninguna técnica especial. Además te va a dejar en casa un olor a bizcocho recién horneado maravilloso.
Vamos al menos a darnos el gustazo de desayunar de manera casera, y recuerda… #YoMeQuedoEnCasa

INGREDIENTES
- un yogur de limón
- 1 medida del yogur de aceite de girasol
- 2 medidas del yogur de azúcar
- 3 medidas del yogur de harina
- 3 huevos
- un sobrecito de levadura química (15 grs)
PREPARACIÓN
- Primeramente vamos a echar el yogur en un cuenco y limpiar bien el vaso del yogur. Lo secamos bien y ya lo tenemos para medir los otros ingredientes. He utilizado un yogur de sabor limón, pero puede ser natural y rallas un poco de cáscara de limón.
- En un bol o una ensaladera vamos a batir bien los huevos con el azúcar (dos medidas de yogur). Dedícale unos minutos para que quede la mezcla espumosa.
- Vierte el yogur que habíamos reservado y sigue batiendo otro minuto más.
- Mide las cantidades de harina (3 medidas de yogur) y reserva junto con la levadura química.
- Añade el aceite (una medida de yogur) y otro minuto más de batir.
- Ahora utilizamos la harina, que reservamos antes porque el vasito de yogur lo hemos manchado con el aceite y ya no lo vamos a usar más.
- Añadimos a la mezcla la mitad de la harina y la hacemos pasar por un colador para que quede más finita, o sea la tamizamos. Con una lengua de silicona o una cuchara de madera vamos mezclando la harina con movimientos envolventes, de arriba a abajo para que no pierda el aire y quede esponjoso.
- Hacemos lo mismo con la mitad de harina restante.
- En un molde (he usado uno rectangular pero puedes usar uno redondo) ponemos papel antiadherente en el fondo, o si no tienes lo engrasas un poco con mantequilla o aceite, y vertemos la mezcla. Opcionalmente puedes espolvorear un poco de azúcar por encima, que se caramelizará y queda crujiente.
- Mientras hemos hecho todo esto, habremos puesto el horno a 180º con calor arriba y abajo, y metemos la mecla del bizcocho cuando el horno esté caliente.
- Lo dejamos unos 30-35 minutos, depende de hornos. A los 30 minutos, si ves que está dorado, pinchas con un palillo largo, tipo brocheta, y si sale con restos de la mezcla cruda dejamos 5 minutos más. En 35 minutos debería estar hecho.
- Sacamos del horno y esperamos 10 o 15 minutos para, con cuidado de no quemarnos, desmoldarlo y dejarlo enfriar completamente, mejor sobre una rejilla.
A disfrutar del bizcocho, deseando que volvamos a la normalidad lo antes posible.