El otro día me encontré con esta receta de anchoas del Cantábrico, y digo que me encontré porque fueron las anchoas las que se cruzaron en mi camino.

No tenía una idea clara de qué cenar, y un sándwich o una ensalada (o ambas cosas) es un recurso sencillo y que me encanta, el mundo de los sándwich es infinito. Pero pasé por la pescadería «solo para mirar», como cuando uno va a dar una vuelta al un centro comercial «a ver qué hay». Y de repente ahí estaban, unas anchoas espectaculares, plateadas y brillantes, que no siempre las veo así. Casi todos los años voy a Santoña, y allí sí, pero en el interior esto no me ocurre todos los días. Así que no hubo duda respecto a la cena, unas deliciosas anchoas del Cantábrico, en este caso al horno, pero que de cualquier otra forma están para chuparse los dedos, literalmente.

La receta es sencilla a más no poder, ahora os cuento. La materia prima es un gran porcentaje de la receta, en este caso es casi el total.

INGREDIENTES

• una docena de anchoas del Cantábrico por persona
• dos dientes de ajo
• aceite de oliva virgen extra
• medio limón
• sal
• perejil picado

PREPARACIÓN

1. Tener un amor a primera vista con las anchoas, es fundamental salir de la pescadería con ese feeling 🙂
2. Ya en casa hay que limpiar las anchoas, quitando cabeza y tripas, es muy sencillo si lo has hecho alguna vez, basta con hundir el pulgar en un lateral de la cabeza y arrastrar con el índice. Bajo el grifo limpiamos algún resto que pueda quedar.
3. Escurrimos bien, salamos y colocamos sobre una bandeja de horno pincelada con un hilillo de aceite de oliva virgen extra.
   
4. Cortamos con una mandolina láminas de ajo que colocamos por encima, el jugo del medio limón y un poco de perejil fresco picado.
5. Horneamos de 8 a 10 minutos a 170º. Lo mejor es estar pendientes para que veamos que la carne se ha cocinado pero que no se reseque, que sería una pena.
   

Esta receta de anchoas al horno requiere poco tiempo de horneado, de hecho el consejo que os doy es que podéis aprovechar el calor del horno de otra preparación. En mi caso hice un bizcocho, y al sacarlo metí las anchoas, pero ya con el horno apagado. El calor residual fue suficiente para que se cocinaran y quedasen perfectas.